dos Caras de la misma moneda
Durante el Día de Martin Luther King de 2020, más de tres docenas de cleros viajaron a la frontera entre EEUU y México para ser testigos de la criminalización de nuestras hermanas y hermanos inmigrantes y de la cruel e inhumana separación de niñas y niños de sus familias. La Organizadora de Justicia Racial de ECCO, la Reverenda Bernadette Hickman-Maynard, asistió a la reunión organizada por Faith In Action (Fe En Acción), nuestra red compañera nacional. Ella se paró frente la pared que nos separa de nuestras vecinas, escuchó historias de mujeres y hombres que se están organizando contra todo pronóstico en sus comunidades, y se encontró con el mal de las instituciones que encierran a personas para ganar beneficios.
Estamos agradecidas de compartir esta emotiva refexión escrita y pronunciada por la Reverenda Bernadette Hickman-Maynard frente la Cárcel y Centro de Detención de Inmigrantes del Condado de Otero durante la actuaión.
Nos encontramos hoy frente a esta instalación. Y a un lado tenemos una prisión del condado y al otro tenemos un centro de detención de inmigrantes.
Se trata realmente de dos caras de la misma moneda. La moneda de la supremacía blanca que llena los bolsillos de la gente que se beneficia de la deshumanización, el encadenamiento y el encierro de personas negras y otras personas racialiadas.
Nos encontramos frente a una entidad en la que algunas personas se embolsillan dinero real, mientras al mismo tiempo castigan a otras por perseguir, en palabras de Martin Luther King Jr., un pagaré que los Estados Unidos ha emitido e incumplido una y otra vez. Un mal cheque que ha sido devuelto marcado como falto de fondos.
Después de que la tierra fuera robada a las personas indígenas, de que las africanas fueron robadas de sus tierras natales, de que familias fueron separadas, de la destrucción de comunidades, de asesinatos masivos, de genocidio, este país fue fundado en base a la creencia de que todas las personas somos creadas iguales y podemos perseguir la vida, la libertad y la felicidad - así como en base a la mentira de que esto fuera efectivamente así.
Algunas de nuestras hermanas y hermanos latines están aprendiendo esta lección ahora. Nuestras hermanas y hermanos en las comunidades afroamericanas llevan un tiempo sabiéndolo. Algunas de nuestras hermanas y hermanos de comunidades blancas están despertándose a esta realidad.
Así que nos encontramos aquí, no delante de un edificio erijido en los últimos años o reutilizao en respuesta a las preferencias particulares de esta administración. Sino que estamos frente una entidad que continúa una tradición de 400 años de supremacía blanca, violencia estatal, criminalización y sacar beneficio del tratamiento inhumano de las personas negras y otras personas racializadas.
En las escrituras cristianas, el apóstol Pablo dice que luchamos no contra carne y hueso, sino contra los soberanos y autoridades de este oscuro mundo, contra las fuerzas espirituales del mal.
Nuestra lucha hoy no es contra personas. Es contra el mal. Es contra los principados, los poderes, los sistemas de racismo y capitalismo, de sexismo y todos los -ismos que persisten en nuestras instituciones, nuestra sociedad, e incluso en nuestras mentes - que han erigido esta instalación en su honor.
Pero aunque nuestra lucha no es contra personas, requerirá de personas contruir el poder que se enfrente a los poderes. Y va a requerir personas negras, racializadas y blancas luchando juntas.
No podemos hacer esto solas. En nuestros propios grupos. Los poderes son demasiado fuertes. El sistema es demasiado poderoso. Las narativas demasiado integradas. Las mentiras demasiado extendidas.
Pero unida somos más fuertes. Juntas somos más poderosas, y como personas de fe, va a requerir que luchemos, construyamos poder las unas con las otras y luchemos con la armadura de Dios.
Va a requerir de todas nosotras ponerse el cinturón colectivo de la verdad.
Para luchar los poderes del racismo, vamos a tener que contar la verdad sobre la supremacía blanca, cómo existe y cómo funciona en todas partes y en todas las personas. Las personas negras y otras personas racializadas van a tener que contar la verdad sobre el dolor. Las personas blancas van a tener que contar la verdad sobre el privilegio. Todas tenemos que contar la verdad sobre cómo la supremacía blanca nos afecta a todas.
Para hacer caer las fortalezas del capitalismo que hacen permisible usar el trabajo prisionero como trabajo esclavo y explotar el trabajo de personas negras y otras personas racializadas pegando peniques para que otros amasen miles de millones, va a requerir de que todas nosotras dejemos de creer las mentiras. Va a requerir que las personas negras y otras también racializadas se nieguen a aceptar la mentira de que es el otro grupo el que les impide ser pagadas. Va a requerir que las personas blancas se nieguen a creer la mentira de que se les paga más porque trabajan más duro.
Si vamos a combatir a las autoridades de la injusticia económica que prosperan en las colonias, los barrios humildes, los suburbios y exurbios , los guettos, y las prisiones privadas, tenemos que unirnos para averiguar cómo podemos vivir juntas en justicia, cómo construir una economía democrática donde las personas negras, blancas y otras personas racializadas podamos todas prosperar.
Si vamos a enfrentarnos a los principados del odio, entonces tenemos que preparar nuestros pies para levantarnos juntas en solidaridad con lo mínimo. Tenemos que preparar nuestros pies para levantarnos incluso cuando es complicado. Debemos levantarnos en la tensión. debemos levantarnos juntas. Y nuestros pies deben estar listos para moverse, para andar junto a quienes no lo entienden del todo, a quienes no siempre entendemos, y que no siempre nos entienden. Pero debemos levantarnos juntas para proclamar el evangelio de la paz.
Finalmente, como personas de fe, luchamos con la espada del Espíritu. El Espíritu que nos creó – negras , blancas, racializadas, hermosas, iguales – y debemos afirmar la dignidad y valor de toda la humanidad.
Así que, si vamos a luchar contra los poderes y principados del mal y el racismo, entonces debemos luchar dotadas de valentía por el espíritu de contar la verdad. Tenemos que luchar animadas por el Espíritu para averiguar cómo vivir en justicia. Y debemos luchar empoderadas por el único Espiritu y actuar unidas en la fe, el amor, y la justicia para afirmar la dignidad y valor de toda la humanidad.